martes, 14 de abril de 2009

TLC: ARIAS Y SUS CARENCIAS EN ASUNTOS VATICANOS


Publicado en el Diario Extra el 28 de agosto del 2006



En días pasados me sorprendió muchísimo escuchar las declaraciones del presidente de la República, Óscar Arias, luego de la visita que éste le hiciera a Su Santidad, el papa Benedicto XVI. Y es que la sorpresa me saltó al escuchar que, según el Presidente, el cardenal Angelo Sodano, actual secretario de Estado Vaticano (digo actual, pues en los próximos meses será sustituido por el cardenal Tarcisio Bertone), enviaría una carta a la Conferencia Episcopal Costarricense, trazando lineamientos claros a seguir, de manera que los obispos de nuestro país, tuvieran una posición más abierta a la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos de Norteamérica. Nótese que mi tema no es ni a favor ni en contra de la aprobación del mencionado tratado, sino más bien, este comentario va orientado a la ignorancia del señor Presidente. No puedo creer que el señor Arias tenga tanto desconocimiento en asuntos vaticanos. Y el asunto no está en ese desconocimiento, porque está en su derecho de no manejar todos los temas, sino en que trate de navegar en aguas que claramente, y desde muy lejos, se nota desconoce por completo. Señor presidente: el vaticano no acostumbra a trabajar de esa forma. Son religiosos no políticos. El cardenal secretario de estado no envía notas a las conferencias episcopales de ningún país, para girar instrucciones sobre las posiciones que se debe tener sobre un determinado tema político. Muy por el contrario, confía a plenitud en el conocimiento de los obispos locales, y cuando requiere de una ampliación del tema, son invitados a Roma, la ciudad eterna, para ser tratado el asunto bajo los protocolos diplomáticos de la Santa Sede.
Aquella sospecha de ignorancia del Presidente de la República de Costa Rica, me dejó por varios días sumido en un dilema: no entiendo si al final es ignorancia, o ganas de engañar a quienes no conocen de los manejos vaticanos, e intentar utilizar la credibilidad del Vaticano, a través de palabras que nunca pronunció el cardenal Sodano, para inclinar a una opinión pública de mayoría católica, a tomar partido a favor del Tratado de la discordia, y así empujar la aprobación de éste. Voy a jugar de poco analítico e ingenuo, y casi de poco inteligente, para creer que el señor Presidente entendió mal lo que dijo Angelo Sodano, y que su ignorancia en el tema lo hizo precipitarse en sus apreciaciones.
Mis pensamientos me quedaron clarísimos, y el tiempo me dio la razón, de que mis conocimientos sobre manejos vaticanos, los cuales no han de ser muy amplios, más por lo menos están por encima de los que posee el señor Arias, puesto que el 28 de junio del año en curso, el Secretario de Estado Vaticano, envía una carta a la Conferencia Episcopal Costarricense, en la cual hace constar que recibió de parte de los obispos costarricenses algunas “reflexiones sobre la posición de la Conferencia Episcopal de Costa Rica acerca del Tratado de Libre Comercio de Centroamérica con los Estados Unidos”. Además, en su carta agrega: “Estoy convencido de que precisamente en este campo tan delicado es necesario promover, como Ustedes lo están haciendo, un diálogo sereno y una colaboración consensual con todas las partes interesadas, pues éstos son unos presupuestos básicos para lograr el deseado bien común…”.
Ahora me pregunto: ¿Esa sería la carta que el señor Arias esperaba?, no lo creo, porque la carta se apega a la forma de trabajar de la Santa Sede, y como verán, dista mucho de las pretensiones, ilusiones e imaginaciones de nuestro presidente. Así que: “zapatero a tus zapatos”.
Como era de esperar, el Vaticano no envió a nuestros obispos el regaño que anunció con bombos y platillos el Presidente de la República, muy por el contrario, los invitó a seguir con un diálogo “sereno y una colaboración consensual”.
Al final del día, llegué a pensar que no fue ni ignorancia ni tampoco mala intención, debió ser un sueño que tuvo el Presidente en el avión, tras el cansancio del viaje, o bien, un problema de idioma. A veces el cansancio es así, lo hace a uno desvariar y lo deja mal parado. Para concluir, solo un consejo, si me lo permite: Señor Presidente, para el próximo viaje al Vaticano debería considerar la posibilidad de llevar consigo un traductor, o al menos un diccionario de bolsillo, para conversar con mayor facilidad con el Secretario de Estado, porque a pesar de que él habla español, debido a su estancia en Chile durante la dictadura de Pinochet, parece que usted no le entendió o tuvo dificultades en comprenderlo. Sí, yo sé, sus acentos italianos mezclados con el español, a veces son difíciles, a pesar de que ambos idiomas son lenguas romances. Y no sobra repetirlo: “zapatero a tus zapatos”.

Por: Jorge Zúñiga Abarca

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